El dolor lumbar en la mayoría de los casos tiene una causa inespecífica. En pocas ocasiones encontramos una causa clara que lo esté provocando. Este problema se ha enfocado de muy diversas maneras y hoy día se acepta que hay que hacer una aproximación biopsicosocial. Parece una palabra compleja pero es muy sencillo. Se basa simplemente en tres variables que influyen en el dolor lumbar, que son la parte puramente biológica, la psicológica y la parte social de la persona.
Lo biológico
La medicina todavía a día de hoy fija la mayor parte de la atención a la parte biológica. Esto es lo que mejor comprendemos. Si vemos que hay bacterias en la orina y la persona tiene fiebre sabemos que hay una infección en las vías urinarias. Después tratamos esta infección con antibióticos para matar a las bacterias. Es un ejemplo sencillo donde vemos claramente cómo lo detectamos y los pasos que seguimos. En el caso del dolor lumbar inespecífico no hay un marcador tan sencillo que lo explique como en el ejemplo anterior.
Tenemos pruebas de imagen muy precisas que nos hacen una foto de la anatomía de la zona lumbar del paciente. En estas imágenes vemos sobre todo desgastes en los discos y articulaciones. ¿Estos desgastas justifican el dolor? La realidad es que por sí solos no lo justifican. Entendemos que forman parte del proceso de desgaste que ha provocado el dolor pero no lo explica. En otras palabras, estos desgastes los encontramos igualmente en las personas que no tienen dolor.
Hoy día no tenemos marcadores que nos definan claramente dónde está el problema. Me estoy refiriendo a la mayoría de los casos de dolor lumbar inespecífico donde no hay un diagnóstico concreto como puede ser un tumor o una infección. Esto hace que sea más importante, si cabe, profundizar en los aspectos psicosociales para abordar esta dolencia.
Dicho esto, hay muchos condicionantes biológicos relacionados con el dolor lumbar. Se puede actuar sobre algunos de ellos como son la obesidad o la falta de musculatura y elasticidad. Sabemos que hay posturas y gestos perjudiciales para la espalda.
Una de las claves para mejorar una dolencia es corregir las causas que lo provocan. No siempre es fácil detectar una causa concreta pero siempre se pueden mejorar nuestros hábitos del día a día para ayudar a nuestro organismo a sanar. Está demostrada la utilidad de educar y dar información así como los beneficios del entrenamiento muscular.
Lo psicológico y el comportamiento
Tengo un compañero anestesista que lleva una unidad del dolor y comento con él algunos casos complicados para buscar soluciones. Muchas veces sale en la conversación que nunca tenemos la foto completa de la situación del paciente. En una consulta sabemos lo que nos cuenta el paciente y lo que vemos, pero falta una parte muy importante de la foto. ¿Qué hace el paciente durante el día en sus actividades? ¿Cómo es su familia? ¿Le quieren? ¿Está deprimido y no sale de casa? Aquí entran los factores psicosociales.
En cuanto a la psicología, está demostrado que las creencias y percepciones sobre su situación tienen influencia en el dolor. El miedo al dolor y la evitación de movernos debido a ello, por ejemplo, se sabe que es un componente que lleva al dolor crónico. Aquí también entra en juego lo que los médicos decimos; porque lo que se transmite al paciente tiene mucha importancia.
Hay trabajos que muestran que tratamientos psicológicos como los cognitivo-conductuales mejoran el dolor y la recuperación de lesiones de espalda. Se sabe que los pacientes operados que hacen reuniones con otros pacientes y sus terapeutas, mejoran más. Hay pacientes que pueden estar pasando una depresión y lo habitual es que no estén tratados ni hayan sido remitidos a un especialista. Todos estos son datos que demuestran que actuar sobre la psicología puede ser tan importante como la parte biológica y que, por lo tanto, se debe tener en cuenta.
Lo social
Hay muchos factores que pueden influir sobre el dolor. Los relacionados con el trabajo son quizás los más determinantes. La cultura acerca de la enfermedad y las lesiones, los recursos, el nivel de educación y las discapacidades en otros familiares influyen sobre nuestra vivencia del dolor.
En cuanto al trabajo influyen factores relacionados con la persona y otros que tienen más que ver con la legislación laboral. El tipo de trabajo que realizamos y el estrés y la insatisfacción que nos puede generar tienen una relación con el riesgo de lesiones y la generación de dolor lumbar crónico.
Por otro lado, la legislación acerca de las bajas laborales y las compensaciones en forma de incapacidades añade un factor complejo que se sabe que tiene mucha influencia sobre el dolor y la discapacidad.