• Teléfonos: 042 395 393 – 0996 985 960

La sensibilidad en brazos

En muchos posts hago referencia a la sensibilidad en los brazos y las piernas. Para explicar los nervios sensitivos hablamos del tacto y de lo que sentimos a nivel de la piel. Sin embargo, la sensibilidad no es solo la capacidad de sentir el tacto, tiene un papel más complejo que quiero explicar hoy.

La sensibilidad en el cuerpo

Los nervios sensitivos recogen la señal de todos los sensores que tenemos por el cuerpo. Esto es lo que permite a nuestro sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) regular todo para que estemos sanos y salvos. Todos conocemos la sensibilidad que notamos cuando nos tocan una pierna por ejemplo. Pero no todos estos sensores pasan por nuestro consciente. La mayoría de los mecanismos son automáticos como las que maneja el sistema nervioso autónomo por ejemplo. Vamos a poner algunos ejemplos que nos dan una idea de la importancia de todo ello.

Hay receptores que detectan las subidas y bajadas de la tensión arterial. Esto permite al organismo poner en marcha los mecanismos de compensación para que no se produzca una lesión grave como pueda ser un derrame cerebral. Si aumenta la tensión a niveles peligrosos, el cuerpo puede dilatar las arterias o disminuir el ritmo del corazón para disminuirla.

El intestino detecta la llegada de comida y pone en marcha los mecanismos de la digestión. El intestino se contrae para que progresen los alimentos y se secretan los jugos que van a ayudar a digerir la comida. Si hay una obstrucción y la comida no progresa adecuadamente,  sentimos dolor al dilatarse el intestino, y nos avisa para que no comamos y evitar empeorar la situación.

Estos son algunos ejemplos para que se vea como la información sensitiva es de muchos tipos y son vitales para el funcionamiento del organismo. Ahora vamos a ver qué funciones tiene en los brazos y piernas.

La sensibilidad en las extremidades

En las lesiones de espalda y cuello se pueden dañar las raíces que llevan la información sensitiva. Sabiendo qué nos ofrecen estos nervios podemos comprender los problemas que pueden surgir al dañarlos. Vamos a ver estas funciones:

– El tacto nos permite explorar el mundo tocando. La piel puede recoger la información de la forma y consistencia de un objeto por ejemplo.

– También podremos detectar la temperatura. Somos capaces de discriminar si algo está frío o caliente.

– Posición de nuestras articulaciones. Gracias a los receptores podemos saber en qué postura estamos en todo momento. Las personas que ven alterada gravemente su sensibilidad no pueden saber si un dedo está estirado o doblado si no lo mira.

– Los ligamentos son los principales estabilizadores de la mayoría de las articulaciones. Estos ligamentos son muy ricos en fibras sensitivas. Si un tobillo se nos tuerce, por ejemplo, rápidamente los músculos corrigen la postura del pie para minimizar los daños. Estos reflejos se tienen gracias a los detectores que están en los ligamentos. Ocurre algo similar cuando músculos y tendones son elongados.

– En todas las estructuras que hemos comentado también hay receptores que detectan el daño y nos hacen sentir dolor. Si nos clavamos un pincho en la piel enseguida notamos la sensación de dolor que localizamos en la zona dañada. Esto se integra con los reflejos automáticos encargados de protegernos. Si nos estamos quemando la mano, la quitamos rápidamente de forma refleja. Estos mismos receptores los tenemos en una articulación como comentábamos antes y también en tendones, hueso o arterias.  Podemos sentir dolor al dañarse cualquiera de estas estructuras gracias a estos sensores.